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Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, más conocida como Frida Kahlo.
Todos sabemos quién fue esa artista mejicana que caló hondo en todos los rincones del planeta y que, aún hoy, 68 años después, continúa siendo objeto de estudio y de admiración para todos los públicos.
Con más de 200 obras a sus espaldas, principalmente, autorretratos, con valoraciones cercanas a los treinta millones de euros, siguen impresionando y regalando la visión de una biografía y vivencias que, a día de hoy, mantienen su impacto, convirtiendo a Frida en un icono del arte.
Obras con un valor histórico impresionante, merecedoras de ocupar las paredes de los museos más importantes del mundo o de formar parte de las obras de los mayores coleccionistas de arte.
Hasta ahora, nadie había contemplado la posibilidad de valorar otras alternativas a la hora de exhibir una pintura de la artista que no fuera en un muro.
Nos referimos “hasta ahora”, porque hace apenas un par de meses, una obra suya fue quemada intencionadamente.
Sí, estás leyendo bien, fue completamente calcinada y de manera consciente.
En unos momentos descubriremos quién está detrás de este hito histórico y cuáles fueron los motivos que le llevaron a hacerlo.
La obra de Frida Kahlo valorada en más de 10.000.000 de euros calcinada
Se trata de “Fantasmones siniestros”, una de las más de 200 pinturas de Frida Kahlo, pero la primera en ser quemada de la mano de un coleccionista privado muy famoso llamado Martín Morabak.
Al parecer, los motivos que se ocultaban detrás de este hecho impactante no eran otros que los de llevar la obra al metaverso a través de una serie de tokens que se pondrían a la venta, cuyas ganancias, en gran parte, serían donadas a recintos de arte y a asociaciones y organizaciones nacionales e internacionales, destinadas a ayudar a niños y a mujeres.
Entre el listado de destinatarios a los que Morabak haría sus donaciones estaban el Palacio de Bellas Artes o el propio museo de Frida Kahlo pero, según el Instituto de Bellas Artes y Literatura (Inbal), esto no sería cierto, asegurando que sus instalaciones no recibirían ayuda alguna y señaló que abrirían una investigación para asegurar si la obra calcinada era una reproducción o, si por el contrario, era verdadera, hecho que estaría penado al tratarse de una obra única e histórica y hacerlo sin las autorizaciones pertinentes.
La pintura, valorada en más de 10.000.000 de euros, fue quemada durante un evento celebrado en el pasado mes de julio, con la intención de generar un total de 10.000 NFTs que, de acuerdo con el proyecto FridaNFT.org, sería la forma de crear una única conexión “auténtica” con la obra.
Cada uno de esos 10.000 tokens tendrían una valoración de 3 ETH, o lo que es lo mismo, 1.000 euros aproximadamente.
México asombrado con este hecho
Pese a las declaraciones y afirmaciones por parte de Morabak sobre quiénes serían los elegidos para recibir las aportaciones económicas (siendo estos el Palacio de Bellas Artes, el Museo Frida Kahlo, la Escuela Nacional de Artes Plásticas, la Asociación Craneofacial Infantil, la Asociación para niños con autismo, así como la Fundación Origen), el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) hizo público por medio de un comunicado, la falsedad de estas afirmaciones y denunciando la destrucción de una obra histórica.
En dicho comunicado, queda detallado que, hasta la fecha, es el Banco de México, la entidad titular y, por ende, propietaria de los derechos patrimoniales de las pinturas que recoge el Museo Diego Rivera y Frida Kahlo, con la autoridad y potestad para decidir sobre todo aquello que ataña a sus colecciones y que, sin su consentimiento, no se podría llevar a cabo ninguna actividad.
Motivo por el cual, a falta de una solicitud y, por consiguiente, de una autorización, no sería legal reproducir la obra por medio de NFT. Además, en dicho documento, el Inbal recuerda la existencia de un decreto publicado en 1984, donde queda patente que las obras de Frida Kahlo son consideradas como un monumento artístico y, por ello, todo lo que concierne al legado de su historia, deberá ser establecido según la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos.
Ante el impacto que ha suscitado la quema, ahora se investiga si dicha obra era una reproducción o era original, porque en caso de que fuera esto último, constituiría un delito, pero ¿hasta qué punto?
¿Es original o una reproducción? Todo un misterio
Inbal, continúa poniendo en duda la autenticidad de la obra pese al documento de autentificación firmado por la galería de arte Andrés Siegel, que recoge la autenticidad del autor de la obra y el nombre del propietario, Morabak.
Pese a las dudas y pese a que la obra fuera real, al tratarse de una pintura perteneciente a una colección privada y no ser propiedad del país, podría no ser constituido como delito su quema.
Además, “Fantasmones siniestros” no viene recogido en el catálogo artístico de la nación.
Por este motivo, por ahora, los dueños que posean cada uno de esos NFTS, tendrán acceso a la obra en formato PNG así como a un documento explicativo sobre la historia de la pieza acompañado de un certificado de autenticidad.
¿Cómo terminará todo? ¿Denuncia o aceptación?