Comparte este artículo
La predicción de Spielberg y lo que pasará dentro de poco
“Ready Player One” salió justo a tiempo. Vio la luz en 2018, y solo dos años después Facebook subiría un vídeo a YouTube explicando la creación de un nuevo metaverso.
“Ready Player One” salió justo a tiempo. Vio la luz en 2018, y solo dos años después Facebook subiría un vídeo a YouTube explicando la creación de un nuevo metaverso.
La película nos permitió visualizar uno de los posibles caminos que podría escoger la humanidad en los próximos 50 años. Como casi todas las películas que versan sobre el futuro de la tecnología, está planteada como una distopía (en otras palabras, como una sociedad que acaba mal).
A continuación vamos a analizar las bases de esta película, examinando lo que podría ocurrir en un futuro próximo y buscando los límites que separan la ficción de la realidad.
¡Aviso de spoiler de la película Ready Player One!
Se nos queda pequeño
Nuestro querido mundo puede no ser suficiente en un futuro. En la película vemos un planeta dejado, descuidado, y casi destruido al completo. El metaverso se ha vuelto tan fascinante que la gente prefiere vivir su vida a través de una pantalla.
Esta idea no es ninguna locura. Nuestro mundo, por muy bonito que sea, tiene límites claramente marcados. Hay cosas que podemos hacer y otras que no, por mucho que lo intentemos. En cambio, en el metaverso todo es posible. La imaginación humana no tiene límites. Podríamos crear todo tipo de cosas fascinantes, desafiar las leyes físicas que nos mantienen atados al suelo, y mucho más.
La tecnología que con la que contamos ahora tiene mucho que envidiar a la demostrada en la película (que, por cierto, está ambientada en el año 2045). Pero observando la velocidad a la que avanzamos, parece completamente plausible llegar a dicha fecha con tecnologías bastante parecidas a las demostradas en Ready Player One. Al fin y al cabo, hace solo 20 años no teníamos ni teléfono móvil, y ahora no solo los tenemos, sino que están llenos de funcionalidades a las que la mayoría de personas llamamos “magia”.
A día de hoy no sabemos cuál es la forma ideal en la cual podrían convivir nuestro mundo y la realidad virtual. Lo que si estamos seguros es de que no podemos dejar morir a nuestro planeta a cambio de unas gafas VR. Con un poco de suerte, la relación entre ambos se regulará para que acabe siendo sana y provechosa para todos, y que no terminemos con el mismo desenlace que en Ready Player One.
Un cerebro con cables
En la película también se muestra una inteligencia artificial completamente desarrollada y funcional, capaz de mantener conversaciones naturales y razonar por sí misma.
Para que nosotros seamos capaces de desarrollar una tecnología parecida tenemos varias tareas pendientes, pero hay una que destaca sobre las demás. El mayor reto al que se enfrenta la IA en los próximos años es el poder adquirir una visión global.
¿Visión qué? Ahora tenemos inteligencia artificial muy potente en ámbitos cerrados. En otras palabras, en juegos o actividades con reglas definidas e inamovibles, donde no suceden imprevistos. Un buen ejemplo es el ajedrez. Hoy en día es imposible ganarle a un superordenador al ajedrez, dado que este puede calcular millones de situaciones posibles y elegir la más conveniente para ganar la partida.
En cambio, cuando suceden varias cosas a la vez y se necesita tener una visión global, los humanos aplastamos completamente a las máquinas. Podemos procesar e intercalar muchos tipos de información a la vez, lo que resulta en una visión general muy efectiva.
Al fin y al cabo, todo lo que hace la IA tiene que estar escrito en su código. Lo que significa que todas las situaciones tienen que estar previstas en su sistema. No vale improvisar. En vez de escribir miles de líneas de código, creemos que el gran salto lo daremos cuando los robots puedan escribir su propio funcionamiento para adaptarse a cada situación, tal y como hacemos nosotros.
Cerrar sesión de la realidad
En Ready Player One la tecnología conseguía simular lo que más nos diferencia de lo virtual: Los sentidos. Los jugadores podían sentir el tacto en el cuerpo, ver y oír. Era una experiencia prácticamente indiferenciable de la realidad.
Esto nos lleva al siguiente concepto: ¿Cerraremos sesión de la realidad para seguir en nuestra vida normal en el metaverso?, ¿trataremos la vida real como un pasatiempo entre que entramos y salimos de la realidad virtual, en la cual pasamos toda nuestra vida?
Sin duda el escritor de la película ha respondido afirmativamente a estas preguntas. Nosotros esperamos que se pueda conseguir un equilibrio perfecto entre ambos, y no tenemos ninguna duda de que se puede lograr.