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Los memes más famosos en relación al mundo de las divisas digitales, Dogecoin (DOGE) y Shiba Inu (SHIB), han sido portada de los grandes periódicos en los últimos tiempos.
Por un lado, DOGE ha conseguido acaparar multitud de titulares, no precisamente por los cambios que puedan sufrir el valor de su divisa o por un nuevo proyecto imperante. Su fundador, Billy Markus, se ha negado en rotundo a prestar ayuda al nuevo proyecto de Elon Musk con el que se propone crear una plataforma descentralizada en sus redes sociales.
Por otro lado, el universo virtual “recién” creado por parte de SHIB, bautizado bajo el nombre de SHIB The Metaverse, comenzó a adquirir mayor fama tras el anuncio por parte de la compañía de que finalmente sería presentado en la prestigiosa exhibición de realidad virtual y aumentada del SXSW.
Además, es importante destacar el aumento del 70% en los últimos meses de COVO Token. Dato reseñable y sorprendente después del derrumbe de FTX que sumió a este universo digital en una auténtica crisis. Por ello, el creciente interés de las finanzas descentralizadas no hace más que traer buenos augurios. Cuantas más sean las personas que adopten la plataforma Covo Finance, el flujo de demanda de COVO Token no hará más que aumentar, generando un aumento de valor en los precios.
Es preciso señalar que COVO es un token cuya usabilidad nativa pertenece a la plataforma Covo Finance. Covo Finance funciona como una forma de intercambio entre el contado y el perpetuo descentralizado que da potestad al usuario para intercambiar las divisas digitales con mayor popularidad (como, por ejemplo, Bitcoin o Ethereum), de una manera directa desde sus billeteras. Este token trae consigo una infinidad de beneficios, entre los que cabría destacar las recompensas de hasta el 30% de las tarifas protocolarias que hayan generado y la obtención de puntos multiplicadores.
¿Por qué Billy Markus niega su ayuda a Elon Musk?
Un interrogante que puso en jaque al fundador de Billy Markus. ¿Por qué negaría su ayuda a Elon Musk en un proyecto de tan alta envergadura y tan ambicioso?
El rechazo a prestar apoyo en la creación de una plataforma descentralizada que ya tiene nombre: “Twitter 2.0”, lo hizo público en redes sociales. Hecho que dejó en shock a miles de usuarios. Para poneros un poco en contexto del hilo de la noticia:
Elon Musk publicó recientemente sus deseos de poner en funcionamiento un nuevo proyecto basado en tecnología blockchain para ofrecer una mayor libertad y transparencia a los usuarios en su red social Twitter, de ahí el nombre con el que sería bautizado su proyecto: Twitter 2.0. Esta noticia la hizo pública desde su propia cuenta de Twitter y, en poco tiempo, fue el propio fundador de Dogecoin, Billy Markus, quien contestaría que no tenía interés en trabajar con Elon Musk ni con ningún otro proyecto de esta índole.
Por supuesto está en su derecho de prestar ayuda o rechazarla a quien él estime oportuno, pero la repercusión que dicho comentario obtuvo en redes sociales, estaba desencadenado por las continuas críticas que el propio Markus había dedicado a Musk en relación a la influencia que este último tenía sobre la variación de precios y volatibilidad de DOGE.
No todos los usuarios fueron en contra de él. Unos a favor y otros en contra, dejando claro en qué bando se posicionaban, Markus aprovechó para recordar que no tenía posesión de ningún DOGE tras la venta que llevó a cabo en 2015 debido a problemas financieros.
Sea como sea, pese al “invierno” por el que están pasando las criptomonedas, no cabe duda de que todavía les queda un halo de esperanza. Muchos son los grandes empresarios y los gigantes tecnológicos que siguen apostando por invertir esfuerzo y dinero en ellas y en crear plataformas que permitan su flujo descentralizado.
Si bien es verdad que aún se desconoce su alcance, es indiscutible que semana tras semana continúan siendo noticia. La volatibilidad de su valor, en algún momento, si todos los esfuerzos en mantener este nuevo mundo digital no decaen, podrá estabilizarse y dar una mayor seguridad a los usuarios que decidan emplearlas como una nueva forma de pago. Y, ¿quién sabe? Quizá, ¿en un futuro sustituirán las actuales tarjetas de crédito?