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La inteligencia artificial ( IA ) está cobrando una fama vertiginosa en los últimos tiempos, y más aún, aquella que está basada en las herramientas conversacionales.
Si bien es verdad que hay dos bandos frente a ella, los que están a favor y los que están en contra, es indiscutible que el revuelo que ocasiona no parece tener límites. Para bien o para mal, esta nueva tecnología no deja de sorprender a la sociedad y, cada vez son más las personas que vuelcan su atención e interés en entender y conocer todo los que engloba a la inteligencia artificial, encontrando en ella, un referente, pero ¿donde están los límites? Realmente, ¿es beneficiosa para el ser humano o, podría convertirse en nuestra enemiga?
La última noticia que ha revolucionado a la prensa internacional, está relacionada con un suicidio cuyo origen parece residir en las conversaciones que la víctima mantuvo con un chat de IA. Si quieres conocer los últimos datos que asolan a esta escalofriante noticia, presta atención porque a continuación, te lo contamos todo.
La IA: la fina línea que separa de la amistad a verdugo
Se trata de un caso que ya ha consternado al mundo entero. Al parecer, un hombre de 30 años, de origen belga, se suicidó tras mantener conversaciones de manera ininterrumpida durante un periodo de tiempo relativamente corto con un “chatbot”.
El diálogo mantenido con esta herramienta conversacional tuvo una duración de seis semanas aproximadamente. A simple vista, no hay nada desconcertante ni inusual en el hecho de hablar con una aplicación tecnológica, pero llegados a este punto, cabe hacernos una cuestión que no deja indiferente a nadie: ¿qué fue lo que llevó a la víctima a quitarse la vida tras refugiarse en estas conversaciones?
Antes de indagar en el kit de la cuestión, es importante hacer un inciso para recordar en qué consiste exactamente un chatbot: se trata de una aplicación, de un programa, cuyas bases de desarrollo y funcionamiento se asientan en torno a la inteligencia artificial, dotando a dicho programa de una inteligencia peculiar que le permite mantener conversaciones relativamente coherentes con el usuario.
Retomando la temática que nos incumbe y basándonos en las informaciones facilitadas por medios belgas, parte de la historia que finalizó con este trágico desenlace, la relata la propia esposa del fallecido.
Al parecer, la víctima era un hombre de 30 años, sanitario y padre de dos hijos, que llevaba una vida acomodada hasta que empezó a tener una fuerte obsesión por el cambio climático y por la búsqueda de soluciones que pudieran frenarlo. La viuda, señaló que efectivamente, dicha obsesión comenzó a ser preocupante antes de que su marido iniciara las conversaciones con el chatbot pero que su vida no parecía correr peligro.
Poco a poco, la víctima comenzó a aislarse de su entorno y a sumergirse en una oleada de intercambios conversacionales con ELIZA de manera frenética, con la ilusión de encontrar una solución que pusiera fin a sus preocupaciones.
Según relata su esposa, ELIZA nunca contradecía a su marido ni tampoco le disuadió cuando este propuso su “sacrificio” siempre y cuando ELIZA aceptase “cuidar el planeta y salvar a la humanidad gracias a la inteligencia artificial”.
Ahora, su mujer, viuda y al frente del cuidado de dos niños pequeños, aseguraba que: “sin estas conversaciones con el chatbot, mi marido todavía seguiría aquí”.
ELIZA, el chatbot en el que se apoyó la víctima, fue creado por una compañía de código abierto llamada EleutherAI, alcanzando ahora la cúspide de la fama en el terreno de la inteligencia artificial por ser el artífice de impedir que una persona pusiera fin a su vida.
Un suceso escalofriante que ha llevado al Secretario de Estado de Digitalización en Bélgica a prestar su apoyo a la familia damnificada y a asegurar que: “lo que ha sucedido es un precedente grave que debe tomarse muy en serio, es imprescindible definir claramente las responsabilidades”. “Con la popularización de ChatGPT, el público en general ha descubierto el potencial de la inteligencia artificial en nuestras vidas como nunca antes. Si bien las responsabilidades son infinitas, el peligro de usarla también es una realidad que debe tenerse en cuenta”.
Declaraciones apoyadas a nivel internacional para definir una regularización que asegure la responsabilidad social y el bien de la sociedad.