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Los tokens no fungibles han ganado un espacio notable en la sociedad actual. Todo el mundo especula sobre ellos, los compra y difunde informaciones sobre las posibles ganancias que supone la posesión de un elemento perteneciente a la familia de esta nueva forma de hacer arte.
Recordemos que la humanidad se rige por una serie de normas jurídicas que, dentro de todo el maremágnum de reglas, aclaraciones y definiciones, dentro de lo que está estipulado como bien, existe una clasificación.
Por un lado, tendríamos los bienes fungibles, entendiéndose como tales, por ejemplo, el dinero. Cuando nosotros efectuamos un pago, el valor de la moneda es la que es, no se especula sobre ello y siempre se mantiene, independientemente de su procedencia o de la persona que emita el pago. Además, cabe señalar que, del mismo modo y volviendo a recurrir a un ejemplo, un billete de 20 euros, no es único. Existe infinidad de billetes del mismo valor.
En cambio, dentro de dicha clasificación, y retomando la definición de valor, encontramos los bienes no fungibles. Estos, al contrario que los fungibles, sí tienen un valor único y, en teoría, no deberían existir dos iguales. Un ejemplo de ello, serían las obras de arte. El Guernica, es único, no hay dos iguales pintados por Picasso. Por este motivo, alcanza un valor único y un deseo y devoción inigualable.
Dentro de esta última clasificación, los NFT estarían incluidos. No dejan de ser considerados una obra de arte, detrás de las cuales existe un autor que las ha creado y que tiene la potestad de lanzarlas al mercado.
Al igual que ocurre con las pinturas o las esculturas, los NFT también pueden comprarse. Por supuesto, su valor varía según su procedencia, autor, naturaleza… etcétera. Por ello, es requisito indispensable que, para garantizar la autenticidad de la obra, la misma deberá ir acompañada de unos documentos legales que autoricen y garanticen dicha autenticidad.
Es verdad y, como bien es sabido, los plagios están a la orden del día. Lo mismo ocurre con los NFT. Por este motivo y, ante su creciente popularidad, es preciso aclarar una serie de informaciones para tener constancia de la veracidad de una obra de arte de esta índole.
Así pues, si eres un apasionado de este “recién” nacido universo que guarda relación estrecha con las denominadas cadenas de bloques, presta atención, porque no está demás disponer de las garantías de que la posesión de una obra digital es auténtica.
Autenticidad de un NFT: ¿Qué debo saber?
Todo lo que engloba al universo NFT pertenece al plano virtual. Por ello, es imprescindible que en cualquiera de las páginas de acceso a este tipo de obras cuenten con un sello de seguridad y autenticidad. Esto es, sitios web homologados para la puesta en marcha y, con ello, la práctica del comercio y distribución de este tipo de productos, que cuente con las garantías de seguridad para sus usuarios.
La forma más rápida de verificación de este tipo de páginas es la localización de un sello de color azul como, por ejemplo, el que presenta una de las plataformas más conocidas en este tipo de coleccionables, Opensea. A través de sus políticas internas, es capaz de verificar las cuentas de acceso y, por ende, de distribución.
Por otro lado, como ocurre con el arte en todas sus modalidades, el cliente siempre estará interesado en la historia y en la procedencia de la misma.
Por supuesto, cuando nos informamos al respecto, siempre vamos a confiar en que la fuente que nos está dando acceso a la información solicitada es fiable, pero ¿quién te garantiza que es verídica dicha información?
Una de las formas con las que podemos hacer un seguimiento del origen, procedencia y valor del coleccionable tiene dos vías:
La primera de ellas, y extremadamente complicada, es la de dominar la interacción de la cadena de bloques. Únicamente expertos y profesionales en la materia podrán hacer las comprobaciones oportunas mediante esta táctica.
La segunda, y más recomendada, es la de acceder a una web de confianza que se encargue de hacer el seguimiento de la cadena de bloques. Una de las más empleadas es la de Etherscan, capaz de proporcionar todo tipo de información al respecto.
Ya, para finalizar, hay que señalar que una de las actividades más importantes para asegurarnos de la autenticidad de la obra, es la de comprobar si se trata de una falsificación o es original. No debemos olvidar que, aunque un NFT hoy en día, pueda equipararse con el “oro” debido al valor que se le da, no es más que un cúmulo de datos almacenados por medio de cadenas de bloque. Esos datos acaban siendo codificados a través de un código de script para los que ya existen estándares establecidos para verificar la autentificación del mismo.